Visitamos este restaurante, mi esposa y dos de mis hijos el pasado domingo pasadas las 8 PM. La verdad es que existe hace ya un rato pero nunca me había llamado la atención hasta que una pareja amiga nos lo recomendó. El estacionamiento es de doble fila de autos, un detrimento para muchos, pero no con el auto que manejaba esa noche. El restaurante que no es muy grande, parece un refugio típico de la Patagonia sin duda alguna. La atención fué rápida, había mesas para escoger donde sentarse. El menú nos lo trajeron rápido, en el que hay varias alternativas de carne, pero no hay pescado a la plancha. Hay varios platos de pastas pero con crema, entre ellas el salmón. Bueno nos decidimos por pedir carne todos. Pedimos entraña, dos de 20 onzas y una de 12 onzas. Como acompañamiento de las carnes pedimos papas fritas y algo que sonaba mejor en el menú de lo que terminó siendo (mil hojas de papas). Nos trajeron un pan típico de los asados que hay acá en Panamá, pero que estaba un poquito quemado, lo que no nos molestó. Las carnes que nos trajeron estaban cocidas al punto que los solicitamos. Mi hijo un flaco carnívoro nato no pudo con la entraña de 20 onzas. Mi esposa y mi hija decidieron compartir una de 20 onzas que ninguna de las dos terminó. Yo tomé una de 12 onzas que estuvo suave pero un poco salada para mi gusto. Las papas fritas estaban bien, nada especial. El mil hojas de papas estaba de regular para malo y era un cuadrito mas pequeño que 1.5 pulgadas cuadradas. No pedimos postres ni entradas porque estábamos llenos. El servicio estuvo bien. El sitio pudiera ser un poquito mas limpio, las paredes estaban bastante sucias por debajo de las mesas que estaban contra las paredes recubiertas en madera. Al momento que solicitamos la cuenta la trajeron rápido, le pedí al mesero que añadiera 10% de propina, pero cuando fuí a firmar me incluyeron el 10% sobre el impuesto también. Esto no es una buena práctica de negocios... Toma nota Rubén.
