Francis Rasenna

restaurante italiano con un ambiente tranquilo, ideal para ir en familia o pareja; también puedes ir con amistades. su comida es buena en especial su milanesa, puede compartirse hasta con 2 a 3 personas dependiendo de su apetito!

Tenía muchas ganas de conocer este restaurante, debido a la publicidad en su IG (muy buena cuenta y community manager) Ahora bien, finalmente lo conocí y la sensación fue que no alcanzó las expectativas que traía. Ojo, no es que fuera malo en general, simplemente tenía las expectativas muy altas. No había cerveza Peroni, aunque me ofrecieron otras opciones italianas. Luego probé la pasta amatriciana y no me pareció gran cosa. La milanesa en cambio estuvo muy bien. Generosa de tamaño y bien tostada. En fin, estuvo bien pero nada wow.

La comida estuvo bastante buena pero el punto de sal un poco pasado, lo cual le resto al sabor de las salsas. Mis platos favoritos fueron las polpette (albóndigas), la scamorza affumicata, la busiate, el agnolotti y la panna cotta. El servicio fue bastante bueno y el ambiente muy acogedor.

Sábado en la noche solo un valet parking lo que se congestiona un poco dado el lugar y que la calle es de un sólo sentido, pero se desempeñó bien. Un restaurante que no daba la impresión por lo pequeño de la entrada pero una vez dentro excelente recibimiento, con acompañamiento hasta la mesa. De inmediato el personal que nos atendería se apersonó ofreciéndonos desde agua, menús y vino, muy buena la atención. La comida bien, mejor que en muchos otros lugares pero aún así nada que le saque a uno un wao. Con el vino un problema, nos ofrecieron un vino muy bueno pero al pedir la segunda botella ya no tenían del mismo. En general un 4.5 y volvería a ir.

No hay sentimiento más gratificante, que caminar en una tarde de verano buscando un lugar para tomar café y encontrarte con un restaurante que te brinda algo más que solo una comida, te regala un recuerdo que se quedará en tu mente por mucho tiempo. Esa es la sensación que me brindó Francis Rasenna. Sus pastas frescas, en conjunto a sus cremosas y densas salsas, hacen que te vuelvas adicto a probar todo el catálogo. La atención fue increíble, no se si fue debido a que éramos los únicos en la terraza o si el servicio es así de bueno, pero me sentí invitado a preguntar y compartir en un entorno tranquilo y sin juzgamientos. Muy buen lugar para pasar una tarde tranquila o una cena romántica.