Ya me habian recomendado el restaurante y en verdad esta "a toda madre". El ambiente y la decoracion fino elegante y clasico las mesas tenian orquídeas reales y eso es un detalle de estilo que se agradece. La atencion fue buena y la chica conocia bien el menu y estaba capacitada para recomendar atinadamente. Mi entrada fue un carpaccio de res excelente; creo que ha sido el mejor carpaccio que he comido en buen rato. De segundo ordene raviolis de langostinos que no cumplio con mis espectativas. Eran cino unidades, la pasta del ravioli era tan delicada y/o transparente que casi no se degustava o se percibia en boca. El relleno de langostinos exiguo. Lo unico que perduraba en el paladar era la fuerte salsa de tomate y parmesano que cubrian los ravioli, anulando cualquier intento de percibir pasta o langostinos. Tambien ordenamos una pizza con masa Romana aderezada con miel trufada que estuvo deliciosa. El emplatado, la vajilla para cada platillo muy bien presentado y bonito. No me fue bien con los raviolis, pero sin duda es un restaurante que valdria la pena regresar y descubrir que otras delicias esconde en su menú.
