Casa Escondida

Buen ambiente, servicio esmerado y en tiempo prudencial, aunque el menú un tanto limitado. La comida muy buena, los chicharrones al punto y la pasta con entraña sensacional. En mi lista para visitar nuevamente.

Había estado en ocasiones anteriores hace varios años en este restaurante pero en esta ocasión nos sentamos en la parte de atrás, que es muy agradable y luminoso, rodeado de vegetación. Al llegar nos tenían la mesa reservada en el salón principal, pero pedimos que nos cambiaran para atrás porque tenía mejor luz. Empezamos con unos chicharrones de puerco, que trajeron en una orden generosa para tres, con pedazos de limón, que estaban delicioso y en su punto. Mis compañeros de almuerzo no tomaron bebidas alcohólicas, pero yo pedí una botellita de cava. Dos de nosotros pedimos los langostinos, yo con mantequilla y mi compañero al ajillo. Eran gigantes, hechos a la perfección y con abundante arroz blanco y güandú. La otra comensal pidió un mero con una salsa de mariscos que le gustó mucho. Vale la pena mencionar que los langostinos no estaban en la carta sino que eran especiales. De postre, pedimos un Chocolate Ganache Cake, que compartimos los tres. Los meseros son muy amables y la decoración, ecléctica y diferente, crea un ambiente diferente. Es una casa que está escondida, literalmente, en el barrio de San Francisco. Muy recomendable

En la terraza la mesa asignada para una pareja no fue la mejor. La entrada chicharrones, normales. Plato fuerte la comida estaba muy bien, no obstante, se destaca la coctelería, me pareció lo mejor del lugar en conjunto con su atención.

Excelente ambiente en casa remodelada sin cambiarle sus elementos arquitectónicos de valor. Tomamos cava por copa a un precio muy razonable. Una entrada entre dos, taquitos de chicharrón, muy ricos. Plato fuerte mi acompañante pidió mondongo con arroz blanco y le gustó mucho (y él es bien exigente) y yo el atún criollo, que son dos pinchos generosos de atún empanizado con especies de frutas, cocción perfecta y lo pedí con papas frutas. Nos decepcionó el postre, era un pedazo de chocolate sobre una galleta y encima una bola de helado. Deberían ser más creativos en los postres y tener arroz con leche, o tres leches o algún postre de chocolate que esté caliente adentro y mezcle bien con el helado. Nos dijo el mesero que el dueño es panameño, pero él era colombiano. Tienen valet parking y aunque pretenden estar escondidos, se les encuentra "detrás del palo de mango"

Tiene open mimosa los domingos, son petfrendly y la comida está riquísima nada más que pedir. El ambiente es super agradable y todos son muy atentos.