Este negocio constituye un buen ejemplo de emprendimiento, pues sus dueños son personas jóvenes que todo lo que tienen para ofrecer es la calidad de su cocina. Han comenzado en un local no apto para operar un restaurante, que no tiene buen ambiente para disfrutar una velada; sin embargo, la experiencia gastronómica es tan buena, que se deja pasar lo anterior, para volcarse en el disfrute de sus sabores. Su chef trabajó, entre otros lugares, en la cocina del famoso Gastón. De entradas ordenamos 2 tipos de ceviche, Asu Mare y del Mercado, y ambos estaban exquisitos, con los ingredientes originales del ceviche peruano y el punto preciso en la leche de tigre. Como platos fuertes, pedimos lomo saltado, ají de gallina, tacu tacu y arroz con mariscos; todos estaban deliciosos, ciñéndose a los sabores tradicionales de dichos platos. Para finalizar, de postre, mazamorra de maiz morado con arroz con leche y suspiro limeño, con una variante que nos agradó, al eliminar el merengue y añadir guanábana. Aspectos a mejorar: el excesivo tiempo que tomó servir los platos ordenados (repetidamente comentado por otros clientes); el mal olor del agua que corre paralela a la entrada del restaurante (muy frecuente en vía Argentina y El Cangrejo, pero no por ello, menos molesto); la falta de máquina de café para poder ofrecer espressos y otras preparaciones; y, el decorado (la arquitectura del lugar no debe dar motivo para no tener una mejor decoración).
