Kárá, su significado es especial Hoy compartí una tarde especial con mi hermana en un café que es mucho más que un lugar para tomar algo: es una experiencia que une el sabor con la historia. Ubicado en un espacio recientemente renovado con gran valor histórico en la ciudad, el lugar conserva la arquitectura original, con muros que cuentan historias y detalles restaurados que le dan un aire nostálgico y elegante. Es de esos rincones que invitan a quedarse, a bajar el ritmo y disfrutar de lo esencial. Pedimos café de especialidad, hecho con granos seleccionados que ofrecían notas profundas y bien balanceadas: desde matices de chocolate y nuez hasta un final ligeramente frutal. Cada sorbo fue como una conversación silenciosa entre el barista y la tierra de donde provienen los granos. Perfecto para los amantes del café con carácter. Mi hermana optó por un matcha ceremonial, y fue una sorpresa deliciosa. Batido a mano y servido con la espuma justa, conservaba ese verde intenso y sabor auténtico del té japonés de calidad. Suave, vegetal y reconfortante. Ideal para quienes buscan una bebida más ligera, pero igualmente especial. El ambiente es íntimo y acogedor, con una curaduría musical sutil y una decoración que respeta el pasado sin dejar de sentirse contemporánea. Un lugar perfecto para reconectar, conversar y saborear juntos. Sin duda, volveremos. Porque hay espacios que no solo se visitan: se viven.