Este es uno de esos restaurantes que existe desde los 90's en Boquete y que no había podido visitar porque siempre está muy lleno y toca esperar pero, en mi última visita me organicé para ir temprano y lo logramos. Te atiende la señora Olga, quien te da los buenos días, te acomoda y te brinda un rico café. El menú es variado, confort food y opciones para todos, desde locales como extranjeros. Pedimos un omelet con vegetales que venía con 2 hojaldres enormes (nos llevamos una) un bistec encebollado y unos huevos revueltos con tostadas. El jugo de naranja fresco y te hacen el refil de café negro. Viendo los platos que traían a los comensales vecinos pudimos comprobar que las porciones son abundantes y sabrosas y al local la gente no para de llegar.
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