La atención es demasiado buena, el lugar es muy acogedor para ir en familia. Los precios - calidad - cantidad son super razonables. Me encantó la sopa toscana, el pan de la casa y el postre lasagna de chocolate estaba fenomenal. El plato principal no me sorprendió, a la vista estaba hermoso, apetecible, pero en el paladar siento que le faltó más sabor para sorprenderme. El pan y la sopa dejaron mis expectativas bastante elevadas, esperando que el debut del plato principal fuera lo mejor de la cena, pero desafortunadamente no fue así, sin embargo el conjunto de todo lo demás fue tan positivo que esto no me generó tanta incomodidad. Para cerrar la noche, el postre fue un espectáculo. La carta tiene varias opciones, muy buen menú. En términos generales, lo recomiendo. Sin lugar a dudas me quedan ganas de volver.
