Moró

El brunch es muy completo, amplia variedad de platos y el hecho de haber dj en vivo lo hace más ameno. Sin embargo le hace falta un poco de mood W. La atención es buena.

El ambiente de Moró es súper bueno, propicio para un almuerzo de negocios o cena con amigos. El servicio es excepcional, los meseros están al pendiente de las necesidades de los clientes y siempre atienden con una sonrisa o comentario agradable. Pasemos a la comida: es un restaurante gourmet con porciones adecuadas para quedar satisfecho. Sin embargo debo admitir que el sabor no llenó las expectativas. El ceviche de entrada se sentía fresco, pero demasiado ácido. No se podían distinguir los sabores fuera del cilantro y el limón. El filete de res estaba un poco seco por fuera, algo duro y el sabor excesivo a pimienta no dejaron disfrutar del plato (en mi mesa pedimos 3 y coincidimos en esto). Los postres estuvieron buenos. Creo que regresaría por darle una segunda oportunidad a la comida, ya que por atención y ambiente lo merecen.

Preciosa la decoración. El mesero Andrew fue muy agradable y servicial. La comida impresionaba por su presentación y sabor. Me parece el lugar indicado para celebrar y para impresionar.

El ambiente es muy tranquilo y romántico, propicio para una velada, el menú no es muy extenso, bastante reducido y no cuentan con todo lo que exponen en el menú. El servicio es muy atento y eficiente, bastante rápida la cómica, el éxito de la noche fue el pan de aceitunas y la presentación del queso de cabra en un masetero y una flor. Está muy cuidada la presentación de los platos, muy artístico; es muy buena la comida, recomendado. Le cantaron el cumpleaños a uno de los presentes, el gerente del restauran lo hizo, nos gustó mucho su amabilidad y cordialidad. Los felicito... volveré pronto!

El pasado sábado, 9 de junio, tuve ocasión de conocer este restaurante, movido, sobre todo, por las buenas críticas vertidas sobre él en Degusta, la verdad, quedé sumamente desencantado, pues nada se pareció a las críticas leídas, puedo decir en su favor, su buena ubicación y decoración, así como las vistas sobre el Skyline de la Ciudad que se disfrutan desde sus mesas, sin embargo, algunos de los platos muy bien calificados en las opiniones, ni siquiera estaban en el menú y, para colmo, íbamos con la intención de probar el pato confitado, también muy bien calificado y cuando los pedimos nos dicen que no tenían aves ni lasaña. nos conformamos con el filete y nos encontramos con que, si bien la materia prima era de buena calidad, el punto estaba sumamente pasado, pedimos uno sellado, otro al punto y otro tres cuartos y estaban, respectivamente, en medio, más de tres cuartos y carbonizado. En fin una mala forma de destrozar una excelente materia prima por no saber tratarla. El servicio también dejó mucho que desear, en definitiva, quiero pensar que tuvieron un mal día y nos tocó a nosotros soportarlo.