Moró

Fuimos a almorzar, éramos la única mesa ocupada en el restaurante. La atención fue buena, se atrevieron incluso a recomendar, muy de agradecer. Sobre la comida, probamos de entrante los rollos de langosta, ok, nada del otro mundo y el carpaccio de pulpo, que estaba bueno pero excesivamente salado, tienen que tener cuidado con la sal del pulpo sobre todo si le ponen una crema de alcaparras, que ya de por si es salada. De platos fuertes, el pollo y el pato, ambos muy buenos.

El pasado sábado, 9 de junio, tuve ocasión de conocer este restaurante, movido, sobre todo, por las buenas críticas vertidas sobre él en Degusta, la verdad, quedé sumamente desencantado, pues nada se pareció a las críticas leídas, puedo decir en su favor, su buena ubicación y decoración, así como las vistas sobre el Skyline de la Ciudad que se disfrutan desde sus mesas, sin embargo, algunos de los platos muy bien calificados en las opiniones, ni siquiera estaban en el menú y, para colmo, íbamos con la intención de probar el pato confitado, también muy bien calificado y cuando los pedimos nos dicen que no tenían aves ni lasaña. nos conformamos con el filete y nos encontramos con que, si bien la materia prima era de buena calidad, el punto estaba sumamente pasado, pedimos uno sellado, otro al punto y otro tres cuartos y estaban, respectivamente, en medio, más de tres cuartos y carbonizado. En fin una mala forma de destrozar una excelente materia prima por no saber tratarla. El servicio también dejó mucho que desear, en definitiva, quiero pensar que tuvieron un mal día y nos tocó a nosotros soportarlo.

Salimos a cenar al Restaurante Moró. Pedi unas esparragos de entrada, estaban crocantes y deliciosos. De plato principal pedimos un filete de res con salsa de pimientas verdes y hongos portobelo, estaba espectacular. Complemento el filete un pure de papas, muy bueno. Para finalizar pedi un flan sobre una base de caramelo crocante. Excelente eleccion.

Ventanales amplios que te ofrecen una vista asombrosa de los rascielos de la calle 50, tomando en cuenta eso, vale la pena ir, recomiendo tipo 5:30 pm a 6pm para ver el atardecer; el servicio bastante atento y bien entrenado a pesar de que el menú no decia el peso de las carnes ellos lo sabian, gabriel quien nos atendió la mayor parte del tiempo explicó cada plato y hasta el nombre del restautante Moró ( fresco en lenguaje gnobe), la comida es rica pero son porciones pequeñas, obligatoriamente tienes que pedir entrada, plato fuerte y postre pata saciarte, y los acompañamientos del plato fuerte hay que ordenarlos por separado, recomiendo la ensalada de peras, el carpaccio de pulpo, el lomito de cerdo y el filete de res, su punto débil fueron los postres (probé el profiterol y el sable de miel de caña y coco)  y tenian la masa reseca y algunos no se sentian frescos, como nota a mejorar para aprovechar mejor las vistas del lugar es  el sonido de la música, a veces no se escuchaba claro y se entrecortaba, el tipo de música estaba bueno pero con un mejor sonido la experiencia hubiese sido mejor, de igual forma recomiendo el lugar.

Es muy bonito lugar para una ocasión especial. Recomiendo las mesas con vista. La comida muy buena y el servicio igual. Tiene un reservado con paredes de vidrio que es bello.