En cuanto a decoración muy bonito; el look industrial brutal. Pero el lugar tiene un serio problema de acústica, porque amplifica el ruido y no permite sostener una conversación con los compañeros de mesa. El otro problema que tienen es el ruido de las licuadoras al preparar los frostys. Es insoportable porque el área de preparación de bebidas está adyacente al área de los comensales. No se puede disfrutar de la comida amenamente en un ambiente tan escandaloso. También les recomiendo cuidar con qué limpian las mesas. Pedí que me limpiaran la mía 2 veces, y nunca dejó de sentirse pegajosa. Nos pasamos a una de afuera, y estaba llena de ollín.
El servicio de los chicos EXTRAORDINARIO. Muy amables.
La comida: Todo lo que pedimos estaba muy bien presentado. El café muy bueno. El sancocho bueno y la porción muy generosa. El Phyllie Steak, la carne estaba un poco dura y el pan no se sentía fresco, pero en su conjunto el emparedado tenía buena sazón. El contenido del sandwich empapó el pan a tal punto que no me lo pude comer con las manos, sino con cubiertos. Pedimos un Brownie con helado para compartir, y el Brownie no se sentía fresco.
Por último, les recomiendo separar los baños de los comensales de los de sus colaboradores.
Sí volvería, porque a pesar de todo la experiencia fue agradable.
