Agradable y amplio local, decorado adulto, informal y acogedor, los asientos podrían ser más cómodos, utiliza el banco de almohadones azules porque los asientos de cuero y los de metal son estropeadores de columna, con estacionamientos en su parte trasera para ingresar por ese mismo lado. La atención fue de primera, joven agradable, comunicativa, sencilla y amena, de las que en cuanto alguien tenga una vacante se la lleva de colaboradora. Me agradaron sus emparedados, el Chombo Mayo tiene un toque de limón con el aguacate que lo eleva a las alturas en lo delicioso de su sabor y su aderezo con un leve toque de picante lo hace tolerable a todos los gustos. De su emparedado tableño, excelente combinación de sabores le saqué un poquito del coleslaw porque me opacaba el sabor del pernil con achiote. No vinieron en pan baguette como lo indicaba el menú, sino en pan de moña, creo que el jugador suplente superó al titular. Las papas acompañantes fueron decorativas, solo aportaron calorías al plato. Los jugos realmente naturales y los postres se quedaron cortos, un tres leches de un bizcocho de lo más sencillo bañado en una leche, si una, porque parecía que se habían paveado las otras dos. Y uno denominado Choco Coco con el balance adecuado de sabores, el coco y el chocolate en perfecta combinación pero de una consistencia demasiado firme, en lugar de la cucharita de postres pensé en utilizar tenedor y cuchillo. Regresaré por los otros emparedados y jugos, con los postres paso, con estos perdió puntos.
