Es uno de esos pocos restaurantes en los que todos salen contentos. Nos encantó que nos recibieron de una manera acogedora y el servicio se mantuvo bueno. Se percibió que aún están aprendiendo y que pueden mejorar pero siempre hubo muy buena disposición y sonrisas. La variedad de comidas es perfecta, no hay demasiadas como para abrumarse y tampoco tan pocas que quedes queriendo más. En mi familia algunos comen carne otros son veganos, otros vegetarianos y otros no comen gluten… este restaurante tiene opciones deliciosas para todos. Pedimos varias entradas, platos fuertes y horneados para compartir. El favorito para los vegetarianos fueron los dumplings de hongos (que tienen una divertida manera de comerse) y el de los que comen carnes fue el pollo en salsa de nueces acompañado de pan georgiano. Un must pedir Khachapuri si van por primera vez. Definitivamente volveremos.
