La Scarpetta

Las almejas al ajillo (vongole al vino bianco) rinden honor al nombre del establecimiento, invitando a mojar el pan en la exquisita salsa, que no merece ser retirada con el plato; como dato curioso, en su receta acompañan el ajillo con pimienta. Como principales, ordenamos paccheri al ragu di cernia (lascas de pasta ancha con ragú de mero), de gusto aceptable, aunque no entre nuestros favoritos; y spaghetti allo scoglio (espagueti con mariscos), de excelente presentación, con una variedad mayor de mariscos a la que se suele encontrar en otros restaurantes (incluyendo una langosta bebé) y buen punto de cocción de todos los mariscos. El local semeja una sencilla trattoria y sus dueños italianos están presentes, dándole mayor representatividad al lugar.

Me gusto mucho la entraña pero el servicio no es muy bueno, no estan muy atentos por ejemplo al llegar no te ofrecen agua ni te rellenan el vaso de agua cuando tienes poco.

Fuimos a este restaurant porque lo conseguí a través de Degusta y nuevamente dio en el clavo; llegamos a un lugar pequeño pero muy acogedor y con una decoración bellísima y muy buena música de fondo, atendido por sus dueños italianos y una chica muy amable, la comida fue de otro nivel, fresquitos los ingredientes y con sabores deliciosos, pedimos pizza, la mejor que he comido hasta ahora en Panamá y unas bruschettas al pomodoro de entrada, definitivamente volveremos!

Fui de casualidad que mi novio eligió este lugar para comer algo rico italiano y la verdad ¡Que grata sorpresa! La comida muy rica se nota que tienen cariño por lo que hacen, todo fresco, por la noche es un poco solo pero en plan de tarde lo recomiendo! Regresaremos

Me parece que es un restaurante que busca rescatar lo tradicional, de tal forma que tus platillos te dan esa sensación de hecho en casa... la entrada fue un exito bruschetta al pomodoro, el aceite de oliba los tomates la combinacion de sabores fue una sensación muy agradable al paladar. La lasaña que fue el platillo que elegí fue muy buena... demostraba ese sabor natural lejos de conservantes.... el pan que la acompañaba casero hecho por ellos mismos, una cubierta dura con un centro suave y con un sabor inigualable. La atención excelente incluso pudimos hablar con los dueños quienes demostraron más que un negocio ser amantes de la buena comida tradicional. El lugar pequeño pero agradable y de nuevo enmarcado lo tradicional. Me encantó y volveré.