Icónica cafetería para degustar el mejor pan de masa madre del país, sus combinaciones y los untables en tostadas para compartir o para comerlo de manera personal son increíbles, se pasa un rato agradable en una plaza familiar ya sea de mañana o tarde
Sobre el restaurante
Av Costa del Mar - Costa del Este - Panamá
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Reseñas
(62 reseñas)Precio por persona de: Entrada + Plato principal + bebida SIN ALCOHOL
Precio = Entrada + Plato principal + Bebida SIN ALCOHOL
Visitamos Krume un domingo y no sabíamos lo concurrente que es, pensando es que es una panadería principalmente!!! No teníamos reserva y casi no pudimos entrar, sin embargo nos dieron un espacio (temporalmente) en la mesa comunal. Muy atento el personal y muy buenas las explicaciones del menú. La variedad y opciones de café está muy interesante, hay de todo para todos los gustos y preferencias. Pedimos las tostadas a la francesa, la tostada de huevo revuelto con salmón (eso si, no esperen encontrar tocino o chorizos), un queso derretido y la sopa de zanahoria con gengibre. TODO delicioso! Definitivamente vamos a regresar!!!
Si aprecias la elaboración artesanal de un buen pan especialmente el de masa madre, Krume es un destino imprescindible en la ciudad. Su propuesta va mucho más allá de una simple panadería: es una experiencia completa donde el aroma del pan recién horneado se mezcla con un ambiente que celebra la calma, la estética natural y la excelencia en los detalles. El espacio combina diseño contemporáneo y sensibilidad orgánica: muros de tonos tierra, mobiliario en madera clara y una iluminación cálida que invita a quedarse. Todo está pensado para que el protagonismo lo tengan los ingredientes y la experiencia sensorial. La decoración, inspirada en los campos de trigo, refuerza esa conexión entre el origen y el producto final, logrando una atmósfera elegante pero acogedora. El menú es tan original como honesto. Desde su famoso French Toast de masa madre con crema batida y fresas, hasta platos con combinaciones poco convencionales como betabel rostizado con yogur y pistachos, o tostadas con calabaza y salvia frita, cada preparación refleja técnica, creatividad y respeto por el ingrediente. Es evidente que aquí la cocina se toma en serio, pero sin pretensiones. El servicio merece mención aparte: el equipo se distingue por su trato atento, conocimiento del menú y auténtico entusiasmo por recomendar. Se nota la pasión con la que cada detalle es cuidado, desde el café de especialidad hasta la presentación de cada plato. Krume se ha convertido en uno de mis lugares favoritos para desayunar, brunchear o simplemente sentarme a trabajar rodeado de buena energía. Su ambiente silencioso y armónico lo hace ideal tanto para disfrutar solo como para compartir una buena conversación. En pocas palabras, Krume no es solo una panadería o un café: es una experiencia sensorial y estética que celebra la autenticidad del pan bien hecho y la belleza de lo simple.
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