Cuando uno ha probado la comida de las abuelas del interior, es difícil que se les iguale. He comido en muchas fondas, y el sabor es bueno, pero lo cierto es que es la primera vez que pruebo algo que me trasladó al pasado, a la cocina se la comadre Vita: todo sabía exactamente igual como lo hacía ella; los macarrones es, el arroz, el pollo, todo evocaba la maestría de la cocina interioriana. El precio parecería un poco elevado, pero la porción es generosa y el sabor vale la pena. Totalmente recomendado.

El lugar es acogedor y al parecer va a formar parte del hotel que se va a inaugurar esta semana. El menú es reducido, pero bien escogido. Las entradas que probamos estuvieron superiores (el tiradito} pero el don po en palito estuvo superlativo. Probamos el golden por, el tamal, las almejas y el pescado afro, siendo a mi gusto, el cordero (golden por) el mejor de todos. La bebidas (no alcohólicas) que probamos estuvieron bien. Y de los postres, recomiendo el de maíz. El chocolate es un gusto adquirido (un poco amargo). Recomiendo este restaurante ampliamente. Y el servicio estuvo super, en especial Megan, que los explicó cada plato.

El lugar siempre lleno, lo que lo hace atractivo. Pedimos una hamburguesa BBQ y un sampler de pollo. Mi comensal dejó la mitad de la hamburguesa, yo me comí el sampler. Estuvo bien, pero no es algo espectacular: comida de cadena, similar a Applebees. Quizás regresaré, para darle una oportunidad a la carne y las costilla.

Este lugar tuvo un cambio de administración y concepto y la verdad fue para bien. Es el mejor sushi que he probado en Panamá y las bebidas son excelentes. El sabor es fresco y son se siente comercial.

Fuimos a celebrar una graduación. La opinión general de la comida fue favorable, pero hubo quejas en cuanto a la porción: escasa para el precio. Probé el pulpo al carbón, estuvo aceptable, aunque un poco salado. Los raviolis estaban sabrosos, pero con sabor a poquito. El espagueti con fruto di mate sólo trajo un camarón. Mi comensal se quejó del espagueti a la carbonara, muy salado (dejó la mitad). Las bebidas estuvieron bien.

Fuimos por sugerencia de uno de los comensales, grata experiencia:las alitas estaban sabrosas (su versión del tipo jerk era adecuada) y el plato de pasta coreana picante, superlativo, el nivel de picante era agradable y realzaba, junto con el queso, todo el plato . Totalmente recomendado. Aunque no usé guantes para las alitas, se entiende su uso: las manos quedan pegajosas.

Excelente servicio y las tostadas francesas superlativas, las mejores que he comido hasta ahora en Panamá. No pedí café, así que tengo una vuelta pendiente.

Aunque el lugar es agradable, la comida tiene mucho que arreglar: la crema de espárragos insípida, el puré de papas salado (dejé la mitad), el filet mignon pasado en término. Rescatable: el capuchino.

Es un lugar que sorprende: las gyosas, las salsas y los Milk tea son sobresalientes, y si eres cliente asiduo, cuando llenas una tarjeta de fidelizacion, te regalan un Milk tea.

Desde que descubrí el Brisket, he comido en cuatro lugares en la ciudad de Panamá en donde lo hacen y sin lugar a dudas, Onde el Gringo es el mejor. Pedí una bandeja de fin de semana y estuvo superlativa: el Brisket en su punto, el pastrami como una mantequilla, los tacos de pulled pork, deliciosos y lo más se destacó fueron los chorizos de la casa. Una combinación espectacular y que te deja satisfecho (éramos cuatro comensales).