Ya son varias veces las que he comido en este restaurante. Y en estas últimas veces, que no está el chef Hikaru en la cocina, se nota que la calidad en la ejecución de los platos es más baja. En mi opinión sigue siendo el mejor restaurante japonés en Panamá de los que he estado. Pero si lo comparo con cómo era cuando empezó, considero que está yendo a peor. Me pedí nigiris y el arroz se soltaba sólo con intentar cogerlos con los palillos. El de corvina tenía pellejitos, lo cual no es bueno. ¡Vuelve, Hikaru!