De las distintas ocasiones que hemos estado en este ya tradicional restaurante, no logramos darle las 5 estrellas, nos seguimos quedando en 4, pues siempre hay algún plato que se queda corto frente a los demás. En esta ocasión ordenamos como entrada cochinita pibil envuelta en una tortilla panameña, de masa crocante y gusto exquisito. Entre los principales, salmón, bueno de sabor, pero no lo suficientemente jugoso; para este plato pedimos que cambiaran el el acompañamiento por ensalada y entonces sirvieron el filete del pescado solo en un gran plato, fallando en la presentación. El otro plato fueron calamares con risotto negro, en el cual los calamares estaban en su punto perfecto de cocción, así como las vieras al lado que lo acompañaban, y el risotto muy gustoso y con la consistencia adecuada.

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