Fuimos el 31 de diciembre a almorzar. Rodeado de naturaleza y con un chef's garden en la entrada, el salón es fresco, muy limpio, sencillo pero elegante y familiar. Tiene una terraza con vista al jardín. La cocina es totalmente visible. De los platos que probamos, la ensalada de quinoa deliciosa, la trucha con pepitas de marañón excelente, el cordero muy bueno, el arroz cremoso normal. El servicio fue rápido y atento. Aunque la comida y experiencia fueron muy buenas, los precios de los platos son un poco elevados.