Reconozco que antes fui a este lugar y era totalmente diferente, pero antes nunca lo califiqué. Había ido con amigos en diferentes oportunidades y la experiencia siempre fue buena. Ahora, no sé qué pasó. Me da la impresión que ya no es de colombianos y es de panameños imitando lo mal aprendido. Para mi el éxito era la atención y un producto sencillo, pero bueno. Esta vez la arepa parecía hecha de un maíz viejo y lo que era para mi lo mejor del lugar, la salsa picante o ají, de lo peor. El servició, malo es poco. Solo habían dos mesas ocupadas cuando llegué, una comiendo y la otra ya habían ordenado y aún así tardaron en acercarse a la mesa y eso que yo estaba a solo dos mesas de donde cinco meseros chateaban. La diferencia es terrible, que pena.