Siete Granos (El Cangrejo)

decepcionada con el lugar esperaba más de ellos y principalmente el servicio al cliente de mesera y gerente, pero por lo menos el café estaba bueno

muy buen ambiente, tranquilo para estudiar o ir a comer con amistades, excelente atencion, deliciosa la comida. recomendadas las galletas de red velvet y el capuccino caliente.

El lugar es muy lindo y el ambiente es agradable, ideal para disfrutar un domingo tranquilo. Me senté en la parte exterior para apreciar mejor el día, y pedí un iced latte junto con un desayuno típico. El café estaba bueno, aunque para mi gusto le faltaba un poco de azúcar. La comida me pareció muy rica, pero hay detalles que podrían mejorar. Los platos eran de cartón, bastante pequeños, lo que dificulta cortar la comida cómodamente. Además, colocan un papel debajo de los alimentos, supuestamente para absorber la grasa, pero al cortar, el papel también se rompe y termina pegándose a la comida, lo cual fue incómodo. Otro punto a considerar es la dinámica del servicio: tienes que acercarte a la barra para pedir el menú, luego volver a levantarte para hacer el pedido de lo que deseas comer. Sería ideal que el proceso fuera un poco más práctico, sobre todo si el lugar está lleno o si estás buscando una experiencia más relajada. En general, es un sitio con potencial y una buena vibra, pero hay detalles logísticos que podrían pulirse para brindar una mejor experiencia al cliente.

Falta reparar drenaje de calles cercanas para estacionar, Tener precaución en tiempo de lluvia por inundación, Estar pendiente del auto

Hoy visité Siete Granos en su sucursal de El Cangrejo. El lugar tiene un ambiente agradable, algo peculiar y cuenta con una pequeña terraza que le da un toque acogedor. Un punto en contra, aunque común en esta zona, es que no tienen estacionamiento. Algo que no me gustó fue que no hay servicio en mesa; uno debe pedir directamente en la barra. Pedí un desayuno típico y un Iced Latte. En cuanto al café, aunque esto puede variar según el gusto de cada quien, me pareció raro que no entregaran azúcar automáticamente; tuve que solicitarla aparte. La comida, por otro lado, me sorprendió gratamente: las tortillas estaban bien tostadas, los huevos en su punto y el aguacate delicioso. Sin embargo, un gran punto negativo fue la presentación: el plato era de cartón reciclado, y al cortar con el cuchillo, partes del cartón se desprendían y se mezclaban con la comida, lo cual fue bastante incómodo. ¿Volvería? Sí, pero esperaría mejoras en la atención al cliente y en algunos detalles que, aunque pequeños, marcan la diferencia.