Salva

lugar acogedor con una decoración sencilla y adecuada con su cocina, servicio amable desde el valet hasta sus meseros. la comida está bien ejecutada, pero no te roban un wao la proporción cantidad/precio está muy desproporcionada, tiradito de atún muy pequeño al igual que otro con pescado y aguacate. dudo regresar a comer

Hoy visitamos este restaurante por primera vez y tuvimos que esperar una hora con 15 min que nos sirvieran la comida. Pedimos Curry Verde, buen sabor pero el pescado estaba seco, pedimos también Salmón ahumado y tuvimos que devolver el salmón porque estaba crudo y ellos lo reconocieron. El postre muy bueno.

Fui por recomendación de una amiga a quien le respeto el gusto. La primera vez que traté de ir no pude entrar por lo lleno; debí haber hecho caso a la recomendación de reservar. El lugar es pequeño y con poquitísimo parking, pero ofrecen valet. Luego me enteré que también se puede estacionar en Tacos la Neta que queda casi al lado. La comida buena y el servicio también. De todo lo pedido, el Falafel levantino, y el postre, Ceremonia de cacao, fueron los que más gustaron. El lugar muy bonito, con mucha luz. Pero todas esas ventanas que permiten la entrada de tanta luz, hacen para muy mala acústica. Para mi gusto, muy escandaloso el lugar. Amigos perrunos son bienvenidos.

Fuimos a desayunar y pedimos unas tostadas francesas y la mesera nos menciona que no tiene el pan que usualmente usan pero que tienen uno más chico: la relación cantidad/calidad y precio fue muy elevada y absurda. También pedimos una tostada de hummus-cappelini y no fue nada del otro mundo. Dos americanos que estaban espantosos y encima no tienen opciones de azúcar mas que azúcar de coco y gotas de stevia. Además de que es un problema estacionarse y salir, es un lugar que no volvería a visitar.

Salva es una joya dentro de las opciones de comida saludable; original y muy exquisito. Un ambiente agradable, que te hace sentir como si estuvieras en casa de amigos con una atención muy destacada.