El ambiente recuerda a los cafés de París y cuenta con una buena atención a pesar de que fui recién abierto y no se daban abasto, de igual forma lo recompensaron. He ansiado bastante la apertura de este local ya que tengo recuerdos bastante agradables en el y de verdad que me lleve una grata sorpresa cuando todo lo que pedí cumplió cabalmente con los recuerdos. La tartaleta de Citron es la mejor del mundo.
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