El lugar es agradable, aunque un poco más pequeño que la sucursal del Cangrejo. La comida conserva el mismo sabor y calidad, lo cual se agradece. Sin embargo, hay demasiadas mesas para el espacio disponible, y las que están a mitad del pasillo resultan algo incómodas por el tránsito constante del personal. Los meseros se ven un poco apurados al retirar los platos, tal vez por la cantidad de clientes durante el fin de semana.
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