Fui a cenar con mi esposo un miércoles a las 8:30pm. El restaurante estaba vacío pero tenían buena música y las mesas arregladas. Como era la primera vez que íbamos pedimos solo entradas y una botella de vino. El joven que nos abrió la botella de vino, no sabe hacerlo porque se le rompió el corcho en dos ocasiones. Había varias entradas que no estaban disponibles a lo que nos incomodó que íbamos pidiendo y salían a decir que no había tal comida. Deben dejar por sentado desde el inicio que no cuenta con los platos. Adicional, súper desagradable que supongo era el cocinero y ayudante, cuando terminaron su turno, se pusieron a escuchar música al nivel que podíamos escuchar su conversación y lo que estaban viendo en sus celulares detrás de nosotros. Para mí, tienen que esperar que los comensales salgan del restaurante para ellos cerrar el mismo y no mostrar esa clase de servicio que se mezcla con los clientes y el personal. Me sentí incómoda y molesta. Mi esposo les dejo el 10% de propina pero si yo hubiera pagado, no les dejo nada.
