Atmósfera encantadora con una bella decoración y ni hablar de la hermosa vista en la terraza. En cuanto a la comida cada cosa era más deliciosa que la otra, con mucho sabor y buen tamaño las porciones. Te reciben con un pan Foccacia acompañado de una mantequilla de pesto fuera de este mundo! De entrada pedimos Fritto Misto que eran calamares y pulpo crocantes y tenían un alioli de lima limón increíble. De plato fuerte el risotto Frutti Di Mare el cual tenía un sabor imponente; también pedimos la lasagna la cual la presentan deconstruída, muy deliciosa y cremosa. Para cerrar con broche de oro pedimos de postre los profiteroles que venían rellenos con un sedoso helado de pistacho, bañados en chocolate blanco y más pistacho lo cual le aporta ese toque crocante. Mil por ciento recomendado, una gran experiencia de principio a fin! Definitivo regresaré por que quede con ganas de probar más cosas del amplio menú.
