La primera vez que fui me pareció fatal. Regresé por decisión de mayoría de unos amigos. Esta vez nos sentamos dentro y no en el parque. Es otra cosa, El ambiente cheverísimo, el servicio muy atento. La comida no es nada especial. El salmón rico, la sopa de langostinos aguada, no parecía ni crema ni sopa. En general es un lugar para pasar el rato con los amigos, escuchar los músicos y tener un buen momento, aprovechando que sirven comida, comer.
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Sobre el restaurante
Plaza Bolivar y Calle 4ta, San Felipe - Casco Antiguo - Panamá
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Reseñas
(1.7K reseñas)Precio por persona de: Entrada + Plato principal + bebida SIN ALCOHOL
Precio = Entrada + Plato principal + Bebida SIN ALCOHOL
El servicio estuvo excelente. La comida bien. El ambiente es muy agradable. Pedimos chicharrón, hamburguesa, un cóctel de la casa delicioso pero con demasiado hielo.
Tengo unos amigos super noctámbulos que ni la ley zanahoria ha logrado enderezar. Salir a cenar con ellos es un dilema porque nunca pueden estar listos antes de la media noche y al final siempre terminamos comiendo en algún restaurantillo 24hrs de esos que hay por ahí, que no se puede negar que en algunos se come muy bien, pero ya saben, arreglarse y togarse para salir a cenar y terminar sentado bajo una luz color morgue en algún cafetín de Vía Argentina, o comiendo un plato recalentado de casino, como que no... Así que voy a empezar por darle un punto a favor a Casa Blanca por ser uno de los pocos restaurantes bonitos y con ambiente agradable, cuya cocina permanece abierta hasta altas horas de la noche. Llegamos bastante pasadas las 12 tras recorrer todo el casco en busca de un sitio abierto que no fuera sólo bar. El lugar estaba abarrotado con un ambiente muy festivo y conseguimos una mesa afuera. El mesero que nos atendió estaba visiblemente amargado y a la defensiva, cuando le pedí amablemente las cuentas separadas antes de ordenar, percisamente para evitarle confusión a la hora de cobrar, ni me dejó terminar la frase interrrumpiendo groseramente: ¡No, no, no, yo no vo'a poner ná, ustedes arréglense duespués! Pero bueno, como vió que nos quedamos boquiabiertos y preplejos por su innecesaria agresividad, como que bajó la guardia y de ahí en adelante el servicio fue normal. Otro punto a favor es que los precios son bastante razonables, guardan buena proporción con las raciones y la rapidez con que salen los platillos a pesar de lo concurrido del lugar es sorprendente. Eso sí, la comida no es nada del otro mundo, o sea tiene potencial, bien ejecutada y presentada, pero todos coincidimos en que la sazonaron con timidez, a todo le faltaba "ese algo". No me acuerdo de los nombres, pero lo mejor fueron unos patacones con una salsa de mariscos y una piña rellena con langostinos, ambos muy simpáticos, pero no llevados a su máximo potencial.
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