Casa Alejandro

Fue una mala experiencia, la verdad en algún momento fui y regresé confiando que había mejorado pero no. Una supuesta parrillada de mariscos donde contamos 2 langostinos 4 camarones 2 conchas negras y 4 almejas literalmente, con unas papas fritas aguadas, cebollas y ají, algo que preparo en mi casa en un día de apuro... Estuvimos media hora esperando que nos volvieran a atender, al venir la cuenta por suerte revisamos y cobraron de más 3 platos que no habíamos pedido, una vez corregida tenía más errores, no quiero pensar mal pero daba la impresión de que se aprovechaban de nosotros... no entiendo, pues ni disculpas pidieron, un pulpo de 25 dólares al tamaño de una tapa, donde contamos 6 pedazos... que va deben revisar pues no fuimos los únicos mal atendidos y hemos consultado y pasa a menudo lo de la cuenta...

La mejor propuesta de cocina española, Alejandro siempre atento nos da la bienvenida haciéndonos sentir en casa. En esta ocasión pedimos entrdas sugeridas Croquetas de Ibérico y de Bacalao, Tortilla Española y Empanada Gallega. De plato principal Pastel de Mero, Albóndigas, Concolon y de postre, Flan y Pastel de Queso, todo estuvo espectacular... Sin duda regresaremos pronto.

tenía años de no ir a casa Alejandro, y no me arrepiento de haber ido con mi amiga allí que no lo conocía. De todo lo que siempre me ha gustado es la atención de primera, y posteriormente la comida suculenta española.

Hice mi reserva para 7 personas con tiempo. Me enviaron el menú a mi celular a mi solicitud. El propio chef nos recibió muy amablemente al llegar a nuestra mesa. Las entradas excelentes. Iniciamos con croquetas de jamon iberico, pulpo a la gallega, gambas al ajillo, chitorras, berenjenas rellenas y almejas al ajillo. Ordenamos sangría de vino tinto. Las porciones aceptables y deliciosas. Pasamos a los platos de entrada y estuvieron expectaculares, en especial el medallones Don Pepe con su salsa a base de champiñores y el risotto con filetes. También el meloso de mariscos. Esta cena estuvo expectacular.

La llegada y el parqueo no es lo mejor. El tráfico puede ser desestimulante para la mejor velada. Sin embargo al llegar, la atención, los aromas y la decoración generan un efecto cálido y acogedor muy interesante. Al final el ambiente se sintió afectado por la presencia de un borracho grosero de una mesa que al parecer discutía con alguien en su mesa. Algo circunstancial pero que limitó mi disfrute e hizo que decidieramos retirarnos antes.