He ido un par de veces a shows de comedia en el local. La atención siempre ha sido regular, pero cada vez desmejora. Llegué a la hora del show, no había nadie, y todas las mesas estaban "reservadas". Se entiende, si embargo en lugar de ofrecerme opciones, la muchacha que me atendió básicamente me dijo que me fuera. Hable con otra persona y me pude sentar en una barra. Pasaron 45 min, La mitad de las mesas seguían vacías y pregunté si me podía cambiar a una mesa ya que obviamente los que reservaron no iban a llegar (y nunca llegaron), y me hicieron esperar 15 min más porque "estaban reservadas". Prefieren una mesa vacía por una hora mientras hay un cliente en sitio, pagando. El mesero básicamente me obligó a hacer un pedido, le dije dos veces que iba a esperar y seguía diciéndome que tenía que pedir comida, por lo que pedí el ítem más barato solo para que me dejara en paz. Fueron una variación de rollos primavera que pasaron sin pena ni gloria. Me impresiona que un local que estaba vacío un viernes por la noche se de el lujo de tratar tan mal a los clientes y de tener mesas vacías y negarle atención a los comensales.

Muy buena comida, para los que queremos volver a probar el sabor "chino-venezolano" con el que crecimos. Las porciones son generosas. Dicho esto, los precios son altos, así que tenlo en mente cuando lo visites.

Cada cierto tiempo paso a comer el bisteck a la parmesana, y nunca decepciona. Lo acompañé con puré de papas que estaba super bueno. Pedí para complementar una ensalada cesar: CRASO ERROR. El aderezo no era César, el queso no era parmesano, y los croutones son pedazos de pan HUNDIDOS en aceite. Todo lo bueno de la primera parte de la comida se diluyó con este plato. Pongo 4 estrellas ya que el bisteck no puede pagar los platos rotos de la ensalada. La atención siempre es terrible, el lugar a 30 % de capacidad y los meseros están mas tiempo hablando entre ellos que atendiendo a las mesas. Le pedí una chicha de arroz con piña que aún espero porque nunca llegó (tampoco me lo cobraron, al menos). Escuché mesas pidiendo condimentos o agua en repetidas ocasiones pero no eran atendidos. Para un restaurante con tanta tradición y de tan larga data, que el servicio sea tan lamentable da pena ajena.

Pedí un combo de costilla agridulce. La porción es decente, en cuanto a sabor no es la mejor pero tampoco la peor. Una opción rápida para matar el hambre. Sin embargo mi sorpresa vino cuando al recibir el pedido que venía con bebida incluida, me ofrecen una soda de máquina con solo un sabor disponible. Le pido a la muchacha una soda de lata de otro sabor ya que al hacer los pedidos de delivery, pagando el mismo precio, te dan una soda de lata. Me indica que eso es solo en delivery, que en restaurante dan de máquina (algo que nunca me informaron al momento de hacer el pedido, y tampoco está escrito en el menú) y que si quería la lata debía pagar un monto adicional. Rechacé la bebida y su "oferta" de hacerme pagar de más por lo mismo que siempre he comprado. No lo recomiendo. No vuelvo.

El local es amplio y la decoración es "particular". No puedo describirla de otra manera. La atención fue más bien torpe, a pesar que el local estaba casi vacío. Pedimos un hummus de entrada, pero de acompañamiento solo dos míseros trozos de pan, cuando en cualquier restaurante árabe que he ido te dan una ración de pan pita para acompañar este tipo de entradas. El menú es casi inentendible para personas que lo visiten por primera vez. Pedí un kafta con queso y estaba bueno, fue una porción decente sin nada que resaltar. Creo que fui un mal día o no probé los platos correctos, porque con una calificación tan alta, esperaba bastante más de este local.

La comida excelente como siempre, la burrata estaba muy fresca y cremosa. Califico la atención como "incómoda", no fue mala, pero la interacción del mesonero siempre era poco coordinada. Había un grupo muy grande con un señor bastante ruidoso, esto hacía que el ambiente no fuese el mejor. Sin duda seguiré yendo, es una opción confiable con buena relación calidad/cantidad/precio, que no ha bajado después de pandemia, lo que no se puede decir de la mayoría de los locales en la ciudad.

Atención amable, buena comida, lugar tranquilo para una cena. Las pizzas estaban muy ricas, con un buen tamaño para compartir.

Me recomendaron la cachapa de este local, pero las TRES veces (primera por prueba, segunda para darles el beneficio de la duda, la tercera por masoquismo) que me la sirvieron estaba cruda/fria (ambas). El queso guayanés es muy bueno, pero no compensa la masa cruda. Creo que deben apegarse mas a su nombre y seguir con las arepas, que son bastante buenas. El servicio es lento y descuidado. Pedí una ración extra de carne y vino fría. Y tarde porque se olvidó de traerla con la comida. En resumen, las cachapas no son su fuerte.

La capricciosa es una buena sorpresa, nunca pensé que el huevo encajaría tan bien en una pizza. Servicio atento, sin ser invasivo. Encontré el mantel sucio, creo que no lo cambiaron antes de servir la mesa. Siempre es una buena experiencia volver.

Muy buenos cachitos, y el café tambien. Sin embargo el servicio es bastante desordenado, el espacio muy pequeño, y los precios elevados para un desayuno tan sencillo como ese.