Primero pedimos como entrada unos keftedes, que eran unas albóndigas acompañadas de tzatziki. Las albóndigas eran bastante pequeñas y no tenían mucho sabor; estaban algo simples. El tzatziki estaba rico, pero nada del otro mundo.
La segunda entrada fueron unas empanaditas llamadas tiropitas. Eran muy pequeñas. Lo único destacable fue que la masa estaba bastante rica, pero al igual que el tzatziki, no fue nada memorable. Le daría un 3 de 10, especialmente considerando el precio, ya que sinceramente no valía la pena.
Como plato fuerte, pedimos primero un orzo con carne llamado Giovetsi. Estaba bastante simple. La carne estaba bien cocida, pero sin mucho sabor; no fue un plato que resaltara en absoluto. Acompañado venían unas papas con queso feta, pero no eran papas fritas, sino papas cocidas partidas. Estaban un poco grasosas y no muy sabrosas. Lo único bueno fue el queso feta, pero siendo sinceros, el queso feta es algo que uno puede comprar en cualquier lado.
Finalmente, el souvlaki de cordero estaba quemado y no sabía bien. En general, la comida fue bastante regular, tirando a mala. Nada nos sorprendió ni nos pareció que valiera lo que costaba
Tenía altas expectativas sobre este restaurante, pero fue una desilusión.
Ambiente: Muy lindo, se ve romántico y está en una buena ubicación.
Atención: Bastante buena.
Comida: Fue fatal, especialmente para un restaurante que promete tanto.
Entradas: Pedimos las polpette pomodorini e pecorino. La salsa estaba rica, pero las albóndigas eran muy simples, sin sabor destacable.
Cortesía: Nos trajeron una berenjena con focaccia. La berenjena estaba simple y la focaccia no estaba muy rica.
Platos fuertes:
Yo pedí unos bucatini all’amatriciana. La pasta estaba dura, no estaba al dente, sino cruda, y la salsa estaba demasiado salada.
Mi novio pidió un pappardelle di manzo. La pasta estaba pegada entre sí y los trozos de carne eran simples, sin sabor.
En total, la cuenta salió en 70 dólares con propina. Honestamente, mejor hubiéramos hecho pasta en casa.
Nos fue tan mal que ni siquiera quisimos pedir postre.
No volvería.
La Cantina de Villa
La verdad estuvo overall rico. siento que está un como más pricey para lo que es pero está rico. Las porciones son pequeñas para lo que cuestan.
Souvlaki Gr
Primero pedimos como entrada unos keftedes, que eran unas albóndigas acompañadas de tzatziki. Las albóndigas eran bastante pequeñas y no tenían mucho sabor; estaban algo simples. El tzatziki estaba rico, pero nada del otro mundo. La segunda entrada fueron unas empanaditas llamadas tiropitas. Eran muy pequeñas. Lo único destacable fue que la masa estaba bastante rica, pero al igual que el tzatziki, no fue nada memorable. Le daría un 3 de 10, especialmente considerando el precio, ya que sinceramente no valía la pena. Como plato fuerte, pedimos primero un orzo con carne llamado Giovetsi. Estaba bastante simple. La carne estaba bien cocida, pero sin mucho sabor; no fue un plato que resaltara en absoluto. Acompañado venían unas papas con queso feta, pero no eran papas fritas, sino papas cocidas partidas. Estaban un poco grasosas y no muy sabrosas. Lo único bueno fue el queso feta, pero siendo sinceros, el queso feta es algo que uno puede comprar en cualquier lado. Finalmente, el souvlaki de cordero estaba quemado y no sabía bien. En general, la comida fue bastante regular, tirando a mala. Nada nos sorprendió ni nos pareció que valiera lo que costaba
Francis Rasenna
Tenía altas expectativas sobre este restaurante, pero fue una desilusión. Ambiente: Muy lindo, se ve romántico y está en una buena ubicación. Atención: Bastante buena. Comida: Fue fatal, especialmente para un restaurante que promete tanto. Entradas: Pedimos las polpette pomodorini e pecorino. La salsa estaba rica, pero las albóndigas eran muy simples, sin sabor destacable. Cortesía: Nos trajeron una berenjena con focaccia. La berenjena estaba simple y la focaccia no estaba muy rica. Platos fuertes: Yo pedí unos bucatini all’amatriciana. La pasta estaba dura, no estaba al dente, sino cruda, y la salsa estaba demasiado salada. Mi novio pidió un pappardelle di manzo. La pasta estaba pegada entre sí y los trozos de carne eran simples, sin sabor. En total, la cuenta salió en 70 dólares con propina. Honestamente, mejor hubiéramos hecho pasta en casa. Nos fue tan mal que ni siquiera quisimos pedir postre. No volvería.