Una de las cafeterías clásicas y con historia en Panamá, está abierto algunos días desde las 6 am y tiene una clientela que frecuenta el lugar. El servicio es familiar y los camareros muy amables. Tienen las llantas con helado un clásico del lugar y en mi caso soy fanática del hígado encebollado (el mejor que he probado hasta el momento en el barrio). Los precios son accesibles.
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