La comida de este lugar es como maná bajado del cielo, no fallan nunca.. sabores ligeros, frescos y agradables, porciones justas y postres soñados. Amamos los desayunos y vamos cada vez que podemos, de la selección de postres recomiendo mucho y acertadamente el croissant de almendras y el mil hojas... ambos con sabores muy especiales que no empalagan el paladar. Voy cada vez que puedo