Un lugar que vale la pena conocer, pareciera que el tiempo no pasó aquí. Puedo decir que la comida es aún bastante buena, las porciones son grandísimas y los precios de no creer, comimos por $27 y éramos 3 personas. Algo que me encanta es que como casi todos los restaurantes de antes, te sirven un gran vaso de agua sin necesidad de pedirlo. La mesera que nos atendió fue un amor y hasta conversó un ratito con nosotros, nos brindó el horario y demás. Vendré nuevamente, no tengo dudas.