El lugar a primera impresión se ve pequeño, no parece un restaurante pero eso ya lo han dicho varios comensales, cuando entras si hay un olor a comida fuerte porque el lugar es bastante cerrado, te pasan a una habitación privada lo cual me gustó mucho, y los chicos son muy atentos. Nos dieron un té de maíz que sabía un poco a café y como no soy amante del café pedimos agua, nos trajeron banchan de cortesía que debo decir estaban deliciosos y pedimos bibimbap que estaba muy rico, la salsa picante de pimentón rojo deliciosa, y pedimos Tteokbokki que pensé que estaría más picante no fue mi favorito, pero estuvo bien.