Desde que llegamos la recepción fue cálida y amigable, a pesar que el lugar tenía cierta cantidad de personas, no demoraron en conseguirnos una mesa. De entrada se pidió nagasaki, un plato perfecto para abrir el apetito y esperar los platos fuerte. cómo platos fuertes se pidió el Kung Fu panda y el Ebi roll, ambos platos con muy buena presentación y un sabor único. Lamentablemente se debió comer rápido y retirarnos, ya que el ruido dentro del local es alto y poco cómodo para estar. probablemente se debía a que había una pequeña reunión de varias personas.
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