El lugar es mucho más de lo esperado, en tamaño y decoración. Las mesas tienen una estufa de convección para mantener las ollas o "pots" calientes. Ordenamos unos camarones en salsa 3 vinos que decepcionaron por lo escasa de la salsa, casi inexistente y el tamaño de los micro camarones por el mega precio. Las arañitas sal y pimienta fueron la estrella de la noche por su sazón y frescura, bien crocantes. El arroz con coco y mariscos viene en dos cocos como relleno coronados con una colita de langosta cada uno. Buen detalle y muy pintoresco. Ordenamos el pot de mariscos personal con la intención de compartir pero el brasero se lució 2 veces y nunca calentó lo suficiente. Los fideos udon habían sido equivocados ya que pedimos ramen y la experiencia se diluyó en la espera y el cambio... mala nota para ser el plato estrella de la casa. No creo que repita...