me lleve una decepción. este restaurante siempre ha sido uno de mis favoritos por su comida y ambiente. no se si fue coincidencia o si están haciendo remodelaciones. pero ahora se come donde era el bar y colocaron mesas en la vereda hacia la calle. los saloneros no nos atendieron hasta llamarlos 3 veces y la corvina estaba sobre cocida. Pedí un vino Amelia Sauvignon Blanc y lo tuve que devolver porque estaba oxidado. por último, apareció un piedrero a pedirnos plata mientras se alzaba la camisa para mostrarnos su estómago herido y como no había saloneros cerca, fue un poco incómodo. no se si vuelva. y me da mucha pena.