Es un restaurante familiar muy grande, por lo tanto casi semi-industrial. El tamaño, la carta con una gran selección de platos y el servicio son todos ideales para ir en familia con niños pequeños. Las pizzas no son muy crujientes, la lasaña un poco grasoso, los spaghetti general muy buenos y la mayoría bastante al dente, la milanesa muy mediocre en producto como en preparación. El servicio se esfuerza, pero se nota la característica semi-industrial aquí, con un volumen tan grande es muy difícil esperar un servicio excelente. La carta de vinos es razonable, considerando el tipo de restaurante y con una relación precio/calidad relativamente buena. Mi expresso vino medio-tibio, justa al punto de poder beberlo todavía. En general, no es para ir en pareja romántica, pero bueno para familias.