Ir al Bistro Central es una ruleta rusa. Un día puedes ir y tener un velada súper agradable y disfrutar de plstillos preparados con una notoria dedicación, al día siguiente puedes ir y encontrarte moscas en el pasta bar y ver los ingredientes marchitos y tener una vomida fría. Es una ida a ciegas, a veces bien, a veces mal.