Desde 1993 no visitaba este restaurante. Grata sorpresa entrar y verlo igualito. La misma carta, mismos muebles, mismo ambiente. Esto puede ser chocante para las nuevas generaciones pues sí se siente “anticuado”. Pero, honestamente, me gustó mucho entrar a esta “cápsula del tiempo” y ver que aún sirven el plato que casi siempre pedía: filete a las dos mostazas. Estuvo tan rico como lo recordaba. Definitivamente volveré.