Nunca había visitado el restaurante un domingo para "almuerzo tarde" y mi sorpresa fue que estaba muy lleno, a pesar de eso la comida no se tardó más de lo normal. Pedimos el pescado frito que, además de tener un buen tamaño, siempre esta cocinado en su punto y muy bueno, tardas mucho en comerlo por las espinas pero vale la pena su precio. La persona que nos atendió fue muy amable, en este punto he tenido diferentes experiencias en el lugar pero esta vez fue buena. El ambiente es bueno, con juegos infantiles para los que van con pequeños y puedes salir a una caminata en la playa para bajar la comida.