El ambiente es bastante original, tipo rústico, gran vista al mar y al puente de Las Américas. Los niños comieron deditos de pescado con papitas fritas, y dicen que estaban deliciosos. Yo probé el ceviche peruano y extrañé los maíces que usualmente este ceviche tiene, sin embargo la corvina estaba fresca y rica, con buena textura. La decoración hacía más agradable la estancia, super playero!