Recomendación de un amigo venezolano. Grata sorpresa al entrar buena música de ambiente italiana, acogedor el lugar. Te atienden los dueños (primero nos tomó el pedido la esposa y posteriormente el esposo traía varios de los platos) de primera mano atendiendo el concepto de Trattoria. Empezamos con unos arancinis muy buenos (no se sentían congelados ni nada por lo que con mucha seguridad los preparan al momento) con una salsa roja muy buena que acompañaba a los mismos. Yo pedí unos spaghettis a la carbonara (algo al dente pero creo le faltaba un toque) en mi eterna búsqueda de volver a probar unos similares a los que cocinó una vez una profesora de italiano que tuve que estuvieron espectaculares. Estos estaban bien pero todavía sigo buscando. Mi madre pidió unos frutti di mare que a mi parecer estaban bastante buenos aunque ella indica que le falta más sabor a mariscos. La preparación llevaba tomates en trozos y mucho aceite de oliva. Cerramos con el tiramisú, aunque no me dijo nada del otro mundo, estaba bien. La Panna Cotta a mi gusto le faltaba más resaltar el sabor a la leche y la textura.

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