Tenía ganas de comer pizza, era mediodía y probé suerte a ver si encontraba donde estacionarme. Fue mi día de suerte, justo frente al restaurante, había un estacionamiento. Al entrar para mi sorpresa estaban ofreciendo algo más que pizza. Había Lasagna y Pastas. Su propietario Pietro, me recomendó la pasta con mariscos. Sencillamente espectacular, con la pasta al dente, mejillones, camarones, cangrejo y una salsa a base de tomates cherry, ajo, cebolla, berenjena y aceite de oliva. Muy bien logrado con sabores muy auténticos. Luego de postre un salami de chocolate y un espresso. BBB!!! Muy bien recomendado. Volveré.