Esta taberna no tiene competencia en Panamá. El sitio es único, tiene un encanto inexplicable y eso que no es que tenga una decoración que impresione. Al entrar te transportas a una taberna en alemania en la que puedes disfrutar de cervezas alemanas, holandesas, belgas e inclusive locales. Los platos que me fascinan son el muy conocido cazador con salsa blanca y hongos, la papa rayada llamada rosti y el fondue de queso. He probado los chorizos, el pretzel y los tomates apanados pero prefiero los que mencioné anteriormente. Aunque muchos coinciden en que el servicio es regular, le di bueno porque a mí siempre me han atendido bien. Voy a Steinbock desde que abrió y conozco a los meseros desde hace rato, y me gusta que cuando llego a la mesa, el mesero nada mas me mira y me pregunta una cerveza tal para ti? Y yo le digo dale traéla así que no tengo quejas. He presenciado la falta de buen servicio con amigos míos y con otras mesas pero seamos honestos, no vamos a Steinbock para que nos traten como reyes; vamos para comer los platos tan deliciosos que tienen y a tomarnos las cervezas. El sitio tiene dos ambientes, uno es la taberna y el otro un salón más serio. Recomiendo vayan a la taberna porque el salón es aburrido. Traten de llegar temprano porque cuando les digo que se llena, se llena. Tienen más de 30 estacionamientos entre la parte trasera y delante del local y a veces unos inventados sobre la acera porque es tan popular que todos quieren ir ahí.