El local es una casa, por dentro bastante acogedora, sin parking, pero supongo que por el area debe haber. La Comida está buena, al momento de ir, solo estábamos nosotros en el local, la comida no demoró mucho, y aunque el salmón es bastante pequeño, estuvo bueno, los demás platos si fueron abundantes.

El lugar donde se encontraba (Sept 2018) era bastante apartado y sin señalización. Fuimos en la noche y tenía pinta de película de terror, ya fuera una abducción alienígena o de leyendas urbanas (chica de la curva, la llorona) y el estado de la carretera no ayudaba. Lo antes mencionado se olvida al llegar al sitio, ver los huertos orgánicos de donde toman los ingredientes, de ver al personal recolectando lo que necesitaban para la comida, el ambiente tiene un aspecto rústico, pero acogedor. El personal excelente en amabilidad, tiempo, eficiencia. La comida excelente, placeres únicos al paladar con todo orgánico y en su mayoría cultivado por ellos en local. Es un “most to” en el aspecto de ir y en el de regresar.

Solo llegar y el camarero apurándonos a ordenar. La comida casi q normal, los revueltos con hongos y tomates, se volvieron revueltos de pimientos y tomates. La masa del hojaldre algo pasada. Demora en la atención, a pesar de la premura para que ordenáramos