Voy a Pipas desde el año 2004. Antes eran otros dueños. Estos dueños nuevos le dieron un empuje que hizo explotar el lugar. Es mi restaurante preferido. El lugar es mágico, tomarse una cerveza helada, con los pies en la arena no tiene precio. Tampoco lo tiene que mientras uno espera la comida, se puede zambullir en el mar y volver cuando ves que te están trayendo la comida. Los chamos que compraron tienen muy buena onda. Ponen muy buena música Argentina...y que va todo esta muy bien. La comida siempre fresca, aunque ahora que va mas gente esta bajando un poco la calidad. Este finde fui y me dieron pescado congelado, pero bueno se los perdono porque había demasiada gente y es la primera vez que me pasa. La entrada de pulpo a la vinagreta es exquisita.