Bonito ambiente al aire libre, aprovechando las bondades del Valle. El servicio muy bueno, la mesera que nos atendió fue muy atenta y amable, con una sonrisa de oreja a oreja todo el tiempo. La comida estuvo toda muy buena, incluyendo los deditos de pollo de mi hija, nada de precocidos congelados. Para los adultos, de entrada, la sopa de mariscos estilo Lousiana, muy rica, cayo muy bien con el fresco de la noche vallera. De plato fuerte, los lingüini con hongos portobello, esparragos y queso de cabra estuvieron a otro nivel, deliciosos y cremosos. El plato ganador de la noche, la chuleta ahumada de cerdo con salsa de dos mostazas. La chuleta gruesa, bien cocida y suave, la salsa de mostaza, delicada y con huen sabor, complementaba perfectamente la chuleta. De postre, que mas, el famoso Heart Attack, obligado para los que nos gusta el brownie con helado.