El servicio de este lugar es pésimo, los meseros van de mesa en mesa preguntando si el plato pertenece a esa mesa lo cual me parece que tienen un sistema muy ineficiente. En el área del mismo restaurante hay unas mesas y sillas altas y unos sillones y la gente va directo a ellos cuando el área se está llenando esperando ser atendidos pero en cambio no te atienden allí y tienes que esperar mesa cuando estas sentado en una. La dueña del hotel también atiende en el restaurante y es la persona más grosera que he visto en los restaurantes de Panamá. La comida es punto y aparte, es deliciosa y lo mejor del área, por esto creo que la gente aguanta el mal rato al acomodarse en el lugar y a la larga espera. No volvería a hospedarme en este lugar por mi experiencia en el restaurante.