Fuimos a celebrar nuestro aniversario de bodas y le trato que recibimos fue inolvidable. El lugar es muy acogedor, el jardín es hermoso, y los platillos son únicos. Ordené el salmón con puré de zapallo y piña, fue (y sigue siendo) mi platillo favorito. Aún no lo olvido. La presentación es increíble, sirven el salmón encima de una madera de cedro caliente, el olor a leña y al salmón es una delicia. La carta de los vinos tenía tanto espumantes como buenas opciones de vino blanco y tinto. Nos sorprendieron con el detalle de decorar los postres por nuestro aniversario, fue un detalle muy especial. Definitivamente regresaré.